martes, 11 de septiembre de 2007

¿A quién le gusta el fútbol "truquero"?

Publicado por Redeo

Comienza la nueva andadura de este joven blog, y lo hace lamentando el parón estival. Tanto Chinche como yo hemos estado bastante liados, y espero que los blogeros que se han quedado por la red en verano sepan perdonarnos. Volvemos con ganas, energías, y alguna sorpresa que desvelaremos dentro de poco.

Quería dedicar mi primera entrada a un muy buen amigo mío. Viendo el partido de la Supercopa de Europa, salió la discusión de lo que él denomina “fútbol truquero”. ¿De qué se trata? Fácil. El fútbol que él defiende es el de tirarse, engañar al árbitro, exagerar las caídas, pedir tarjetas para el contrario, perder tiempo... Según su opinión esa es otra forma de jugar, y por supuesto de ganar.

No se lo que pensarán los blogeros, pero a mí no me enseñaron a jugar así. Los entrenadores que yo tuve me inculcaron el fútbol como una cuestión de honor, en la que hay que respetar al rival y al juez, porque en el fondo es una forma de respetarte a ti mismo. Se puede ser duro, sí, pero siempre con nobleza.

Yo al menos sigo disfrutando cuando oigo historias del fútbol inglés en las que, tras acabar el partido, los jugadores de ambos equipos, especialmente los que se han estado dando leña, se juntan para beber una pinta de cerveza y comentar los highlights. Quizás sea romanticismo trasnochado, pero no miento cuando afirmo que prefiero perder como un hombre a ganar como un fullero.



Por eso, y desde ahí partió la discusión, no me gusta el juego del Sevilla, sobre todo en el Pizjuán. En su estadio muchas de sus victorias las deben a ese “juego truquero” con el que tanto disfrutan algunos. Han alentado una escuela de jugadores piscineros, teatreros y protestones (Navas es el más claro ejemplo), que se preocupan más por gritarle al árbitro y simular caídas que por jugar al fútbol.

Ahí dejo el debate abierto. Quien se atreva que opine. Chinche, espero que hayas vuelto con ganas y los rayos UVA que te has metido este verano no te hayan nublado el cerebro.